PLANIFICACION UNIDAD ENSEÑANZA – APRENDIZAJE | ||||
Colegio Monseñor Manuel Larraín - TalcaAsignatura: Grupo DiferencialProfesora: Paula Villegas Cancinos NIVEL: 5º Básico DURACION: 14 hrs. F. de INICIO: 8 de Julio F. de TERMINO: 14 de Agosto | ||||
Ø Características del Grupo: Los alumnos y alumnas que asisten al grupo, presentan las siguientes dificultades y características: Errores específicos de ortografía, acentual, puntual y gramatical. Dificultades en la elaboración y redacción de textos, escasa claridad de argumentación de ideas. Sus edades fluctúan entre los 10 y 12 años de edad, repitencia, grupo heterogéneo en relación a intereses. Ø NOMBRE DE Ø OBJETIVOS FUNDAMENTALES: Utilizar herramientas de procesador de texto para escribir bien. | ||||
Ø OBJETIVOS TERMINALES: Al término de la unidad, los alumnos serán capaces de software de cuentos, comprender lo leído, localizar vocabulario nuevo y aplicarlo en la redacción creativa. Ø OBJETIVO TRANSVERSAL: Valorar la infraestructura del laboratorio del colegio y los esfuerzos de | ||||
OBJETIVOS en TRANSITO | CONTENIDOS | ACTIVIDADES | MATERIALES | EVALUACION |
1.- Utilizar software de cuentos para leer por placer. | Sw. Fábulas -Enlaces. | Motivación: A partir de una imagen motivadora sobre las distintas maneras de escribir (ilustraciones de una maquina de escribir, computador, carta), reconocen la importancia de escribir de una manera adecuada. -Mencionan que errores no pueden presentarse en un texto escrito, ya sea digital o manual. Inicio Activación de Esquema: Revisan Software de FÁBULAS. Comentan y opinan acerca de los cuentos leídos. Exploran software de fábulas en forma libre. | Laboratorio de Computación. Imagen motivadora. CDs de Recursos Enlaces. Partantes. | Observación directa mediante una pauta. -Participación de Comenta sobre Lee la fabula antes de utilizarla. Responde preguntas dirigidas relacionadas con la fabula. |
2.- Redactar finales de fabulas y/o cuentos. | Pasos a seguir para redactar bien. Uso de mayúscula, puntuación y ortografía utilizando un procesador de texto. | Descubren pasos a seguir para redactar bien. Desarrollar ejemplos en sus cuadernos. Redactan finales de fabulas y/o cuentos según software revisado. | Cuadernos personales. Lápiz Goma corrector | Observación directa. Realizan ejercicio previo en su cuaderno antes de transcribir en el computador Termina la actividad |
3.- Utilizar herramientas de Word para escribir textos. | Elementos de la ventana de texto. Herramientas de escritura. Formato de fuente. | Revisan opciones de Word Identificar herramientas, descubren sus usos y aplicaciones. Aplicación de formato de textos y de párrafos. Revisan ortografía. Escriben finales de cuentos y/o fabulas creados por los alumnos/as. | Programa instalado de Microsoft Office. | Revisión de las redacciones entre pares. Ortografía Uso de mayúsculas Redacción Puntuación. Creación del final del cuento y/o fabula. |
4.- Redactar a partir de secuencias de ilustraciones dadas. | Redacción de secuencias de acontecimientos. Enlace entre oraciones. | Observan ilustraciones sugerentes. Describen secuencias en forma oral. Describen por escrito las secuencias lógicas según las láminas. Imprimen cuentos. Final: Compartir sus creaciones a nivel grupal, Las comentan y critican realizando aportes al trabajo. Identifican las ideas centrales de la escritura. | Ilustraciones Diario Mural Impresora Con papel y tinta. | Revisión de textos impresos. Lista de Cotejo: Secuencia de ideas: 3 ptos. Redacción lógica: 3 ptos. Formato de párrafo: 3 ptos. Redacción: 3 ptos. Ortografía: 3 ptos. Comparten sus creaciones a nivel de grupo. Exponen los trabajos en Diario Mural. |
jueves, 4 de agosto de 2011
Planificación de una Unidad Enseñanza Aprendizaje
martes, 2 de agosto de 2011
Convivencia y agresividad escolar
Hace algunos días nos enteramos con dolor y consternación del suicidio de un joven en la ciudad de Linares, luego de ser víctima permanente de bullying por parte de algunos de sus compañeros de curso. Esta noticia que impacta y emplaza nuestra conciencia de educadores no es -lamentablemente- un hecho aislado, porque los problemas de convivencia escolar son numerosos y se repiten en distintas partes del mundo.
En el último tiempo una abundante literatura psicológica y pedagógica da cuenta de este fenómeno y hay muchos programas de intervención que se desarrollan en las aulas para frenarlo. Es que la convivencia escolar es un tema mucho más complejo que el que visualizamos a simple vista, pues confluyen en él diversos factores que no siempre salen al análisis como las interacciones entre los integrantes de la comunidad educativa y el contexto en el que se desarrollan. El clima de una institución es tarea de todos y no sólo responsabilidad de los estudiantes.
En el último tiempo una abundante literatura psicológica y pedagógica da cuenta de este fenómeno y hay muchos programas de intervención que se desarrollan en las aulas para frenarlo. Es que la convivencia escolar es un tema mucho más complejo que el que visualizamos a simple vista, pues confluyen en él diversos factores que no siempre salen al análisis como las interacciones entre los integrantes de la comunidad educativa y el contexto en el que se desarrollan. El clima de una institución es tarea de todos y no sólo responsabilidad de los estudiantes.
Si la convivencia es compartir la vida con otros, aprendiendo de lo propio y de lo que el otro nos ofrece (1), nos enfrentamos al hecho ineludible de que la vida es necesariamente interpersonal y por ende, la convivencia es un tema de la mayor importancia. Debemos tener en cuenta, eso sí, que esta relación de convivencia entre las personas puede dañarse, romperse o conflictuarse de tal forma se podría llegar a situaciones muy complejas en lo familiar, laboral, escolar o de cualquier otra índole.
Sin embargo, son muchas las ocasiones -y es un fenómeno creciente- en que los desacuerdos y enfrentamientos pasan a tener un carácter violento o destructivo que hace desaparecer la convivencia y pone en peligro la integridad psíquica y física de las personas. Esto ocurre cuando alguien impone su fuerza, su poder o sus influencias contra otros de forma tal que les ocasiona algún tipo de daño físico o psicológico, sea de forma directa o indirecta.
Si vemos esto desde la perspectiva de la Educación, nos encontramos con una realidad bastante común y que no siempre es considerada peligrosa, pero si lo analizamos bien, incluye también aquellas imposiciones de los profesores a los estudiantes en determinadas situaciones escolares de fricción. Muchas veces estas fricciones son evitables por parte del adulto responsable, pero la fragilidad emocional, a veces, nos juega malas pasadas y nos embarcados en disputas con alumnos que pueden ir subiendo de tono.
Algunos investigadores han señalado de manera muy clara y precisa los condicionantes de la violencia:
a) La sociedad: La inequidad, las desigualdades sociales, las diferentes oportunidades de desarrollo para los grupos más y menos favorecidos.
a) La sociedad: La inequidad, las desigualdades sociales, las diferentes oportunidades de desarrollo para los grupos más y menos favorecidos.
b) Los medios de comunicación: Dada la tiranía del marketing, tanto las informaciones, como los programas de entretención ponen énfasis en lo violento esto es captado muy fácilmente por niños y adolescentes (No me refiero sólo a las películas o series, pensemos en los llamados programas de farándula que reemplazaron a los comentarios de espectáculos. Estos últimos, comentaban desde lo estético la calidad de una presentación artística. Aquéllos exacerban las peleas y disputas entre los famosillos de la TV).
c) La escuela: Como institución social está enfrentando una crisis propia de la disociación que existe entre el mundo real y el mundo escolar, metodologías arcaicas, currículos carentes de significación, desniveles relacionales superados en el mundo real, Invalidación, coerción o menosprecio ante los códigos o valores juveniles, etc. A la hora de frenar la violencia, es difícil que los jóvenes puedan reconocer su autoridad, porque en los otros ámbitos no es una institución plenamente válida.
d) La complejidad de las relaciones humanas. Incluyendo las relaciones profesor-profesor, profesor-alumno, paradocente-alumno, alumno-alumno y, hay que mencionarlo, familia-profesor, (pues a menudo se producen conflictos en este nivel). Cabe hacer notar que la mayoría de las veces, cuando el bullying es tratado por los medios de difusión masiva, éstos centran la información en las relaciones alumno-alumno, obviando las otras mencionadas.
e) La familia: Sabemos la enorme y poderosa influencia que los problemas en el ámbito familiar tienen en el desarrollo de los niños y adolescentes. Lamentablemente la vertiginosidad del mundo laboral moderno deja poco espacio a una atención de calidad con los hijos.
Por todas las razones ya anotadas es que podemos señalar que los conflictos escolares incluyen diferentes matices, distintos grados y profundidades, algunos más cercanos a lo que estamos habituados a llamar violencia y otros más distantes. pero no menos dolorosos, tal vez, como han propuesto algunos autores, el concepto de comportamientos antisocial sea más abarcador del fenómeno, pues incluiría las muy diversas situaciones de conflictividad, además de la violencia física.
Moreno Olmedilla (2) , distingue seis tipos o categorías de comportamiento antisocial entre los que diferencia:
a) Disrupción en las aulas. Situación en el aula en la que tres o cuatro alumnos impiden con su comportamiento el desarrollo normal de la clase, obligando al profesor a emplear cada vez más tiempo en controlar la disciplina y el orden y, por lo tanto, interfiriendo en el aprendizaje del resto de los alumnos.
b) Problemas de disciplina (conflictos entre profesorado y alumnado). Se trata de los conflictos profesores-alumnos, suponiendo un paso más de lo que hemos denominado anteriormente como disrupción en el aula. Es cuando el docente no controla su propia emocionalidad y se involucra en el conflicto con el estudiante.
c) Maltrato entre compañeros, conocido como bullying. Se trata de procesos en los que uno o más alumnos acosan e intimidan a otro, a través de insultos, rumores, vejaciones, aislamiento social, sobrenombres, etc., de manera persistente. Incluimos acá también los rechazos por razones raciales o religiosas que suelen muy profundos y dañinos.
d) Vandalismo y daños materiales. Se trata de la falta de cuidado y respeto hacia las cosas o hacia las personas.
e) Violencia física en la forma de agresiones de diverso grado, con contacto físico sobre la víctima.
f) Acoso sexual. Fenómeno o manifestación más difícil de observar, porque permanece oculto.
g) Prácticas escolares ilegales (copiar en los exámenes, plagio de trabajos y de otras tareas, etc), que crean fricciones no sólo entre docentes y estudiantes, sino que también entre los propios alumnos (cuando alguno siente que el tramposo obtiene mejores resultados sin esfuerzo) o incluso entre profesores (que se quejan de los distintos énfasis que algunos colegas ponen en su manejo escolar, lo que crea no pocas fricciones en las reuniones docentes).
Por todas estas razones, debemos considerar los problemas de convivencia escolar dentro del variado conjunto de interacciones que ocurren dentro del ámbito educativo. Vale decir, hay conflictos generados por los alumnos, pero también los hay por expectativas o exigencias exageradas de los programas de estudio, por problemas en la organización de la escuela, no olvidemos tampoco los conflictos generados por la falta de compromiso de las familias en la escuela.
A muchos papás les molesta que se diga una verdad: los padres son, generalmente, los verdaderos impulsores de las actitudes de la discriminación y de los actos antisociales que sus hijos muestran en las aulas, de tal manera que la violencia del sistema escolar no es algo aislado, sino que está íntimamente vinculada con la violencia social, familiar, etc. Por tanto, no es extraño que un gran número de docentes se sientan impotentes para contener los comportamientos agresivos que se aprecian en salas de clases y patios escolares.
Respecto de la deseable participación de las familias en la educación de los hijos, ésta se ve frenada por la falta de convivencia provocada muchas veces por asuntos laborales, ello impide que la familia pueda transmitir una serie de hábitos y valores que antes se iban adquiriendo por ese contacto prolongado de la familia y los niños.
Como dice A. Bolivar (3), los déficits en los procesos de socialización primaria, vuelven más difícil la tradicional socialización secundaria de la escuela, que se ve obligada a asumir también la primera. La socialización, evidentemente, se debe dar de forma conjunta por familia y escuela, empezando por la primera.
En relación con la función socializadora de la familia, se explicita una crítica muy concreta hacia la familia, ya que se le acusa de delegar esta tarea, que le es propia, en la escuela.
La participación de la familia en la escuela tiene importantes fundamentaciones. Desde la psicopedagogía, la familia es la máxima responsable de la educación de los hijos y la escuela tiene un papel complementario en la tarea educativa. El ambiente y la situación familiar de la que se procede tiene gran importancia en la educación y en el proceso de socialización de las personas. La familia es la base de la socialización primaria, y el lugar adecuado para aprender los valores y normas que rigen la vida y la convivencia humana. Cada vez más la sociedad se da cuenta de que la labor educativa de nuestros colegios y liceos sólo podrá alcanzar los objetivos que es necesario perseguir si se armonizan sus
responsabilidades con las responsabilidades familiares e, incluso, desarrollar vínculos y relaciones todavía más amplias con la comunidad, el municipio, el pueblo, y el barrio en el que las escuelas se encuentran ubicadas.
responsabilidades con las responsabilidades familiares e, incluso, desarrollar vínculos y relaciones todavía más amplias con la comunidad, el municipio, el pueblo, y el barrio en el que las escuelas se encuentran ubicadas.
Una mayor participación activa de las familias en la vida del centro escolar y en la educación de los alumnos está bien justificada, al menos, por dos razones:
a) Porque sólo conjugando el papel formativo de las escuelas, con la responsabilidad de las familias, es posible avanzar hacia una mejor educación.
b) Porque la escuela y la educación pública se definen en torno al valor de la participación y la democracia y en ese terreno, a las familias les corresponde asumir tanto sus propios derechos, como sus deberes.
Permítanme una pequeña reflexión en este punto. Cada vez más nos encontramos en las aulas escolares con estudiantes que reclaman y exigen sus derechos, lo que es muy positivo y un avance social, pero no cumplen sus deberes y se molestan porque el docente lo exige. Esta práctica acomodaticia es, en mi opinión, directa influencia de la familia y del entorno más próximo. Hay que trabajar sobre este tema.
Volviendo al asunto en comento, en general, tanto padres como profesores coinciden en la necesidad de complementar su participación en la tarea educativa. Los docentes saben que su trabajo con los niños debe estar en conexión con sus experiencias fuera del centro educativo, para asegurar la significación y para que lo vivido y aprendido en la escuela tenga apoyo y continuidad dentro de las familias.
Debe tenerse en cuenta y analizar qué lugar ocupa la familia e integrarla como factor relevante, la familia necesita de la escuela, pues ella sola no puede cubrir los aspectos culturales y educativos. Por otro lado, la escuela no puede pensar en un acto educativo eficaz sin la participación de la familia, incluyendo, a veces, la coparticipación en la toma de decisiones.
Propuestas de intervención
Los problemas generados en las escuelas, debidos a esta conflictividad escolar, hacen necesaria la aplicación de medidas en diversos niveles. Algunos especialistas consideran que es fundamental e imperativo enseñar a los alumnos a convivir, siendo este aprendizaje necesario para configurar una sociedad más justa, solidaria, pacífica y democrática. Para ello, realizan algunas propuestas que potencian este aprendizaje desde el ámbito educativo:
a) Implicar al alumnado en la elaboración de las normas disciplinarias de la escuela.
b) Potenciar los equipos de mediación.
c) Diseñar planes de tutoría que incluyan los conflictos y su resolución pacífica.
Siempre es importante considerar la necesidad de que las intervenciones que se desarrollen para mejorar la convivencia escolar avancen hacia una reflexión de los jóvenes y niños y no se queden sólo en la sanción, hay que reflexionar sobre el acuerdo, la responsabilidad y el desarrollo personal y social. Es decir, hay que pasar de las respuestas punitivas a actuaciones globales e integradoras que tengan en cuenta el establecimiento compartido de normas y objetivos, al igual que las alternativas al conflicto.
Es necesario identificar los elementos más importantes para una intervención eficaz, se han sugerido los siguientes:
a) Concienciación: Reconocer los problemas existentes para posteriormente establecer unas normas compartidas por todos.
b) Aproximación curricular: Plasmar dentro de los documentos curriculares y docentes todos los temas relacionados con el desarrollo personal (individual y social).
c) Atención individualizada: Es necesario centrar la atención en los alumnos de manera personalizada, atendiendo a las distintas dimensiones, sin olvidarnos de la dimensión socioafectiva.
d) Participación: Toda la comunidad educativa debe involucrarse en los distintos acontecimientos que se producen en el ámbito educativo.
e) Organización: Es necesaria una estructura que organice el trabajo por un clima social adecuado, pero que sea lo suficientemente flexible como para admitir cambios.
En cuanto a las medidas que deben tomarse para enfrentar estos problemas de convivencia escolar, es necesario señalar que, en líneas generales, las medidas deben apuntar hacia:
a) Medidas de política educacional: Revisión de la reglamentación, de la estructura de la enseñanza y las condiciones en que debe ser llegada a cabo.
b) Medidas de tipo organizativo: Relativas a la organización de las actividades dentro de las escuelas y los recursos puestos a disposición del profesorado para llevar a cabo su labor formativa.
c) Medidas de tipo técnico: Mejora en el perfeccionamiento y los recursos del
profesorado para poder afrontar los problemas de convivencia.
profesorado para poder afrontar los problemas de convivencia.
Es importante ir avanzando en la implementación de estas medidas, porque el tema de la convivencia escolar, la agresividad que se ha visto entre estudiantes en diversas ocasiones, amerita que nos tomemos este tema con la mayor seriedad y urgencia posible.
Finalmente, agradezco el informe Análisis de la convivencia escolar en aulas de educación primaria (4) que he tenido a la vista para la presente entrada y que es muy esclarecedor en varios aspectos.
Notas:
(1) MARÍAS, Julian: Persona, Alianza Editorial, Madrid, 1996.
(2) MORENO OLMEDILLA, Juan Manuel: Comportamiento antisocial en los centros escolares…, Rev. Iberoamericana de Educación Nº 18. 1999.
(3) BOLÍVAR BOTÍA, Antonio: Juntos podremos: reconstruir la alianza entre familia y escuelas ante los nuevos desafíos, Revista Electrónica Amydep 2. 2008.
(4) RODRÍGUEZ GARCÍA, Pedro: Análisis de la convivencia escolar en aulas de Educación primaria, Universidad de Murcia, publicado en Revista Iberoamericana de Educación, 12 páginas.
prof. Benedicto Andrés González Vargas
Fichas de sitios para NEE
“Ficha de sitios para NEE”
Este tema tiene dos objetivos esenciales. Establecer una tabla de criterios con los que analizar y evaluar un sitio web y señalar algunas direcciones URL donde encontrar información o material acorde a nuestras practicas, en este caso, material para trabajar en Grupo Diferencial.
Observación: Algunas páginas están sin su imagen por que no podía subir el documento entero, era muy pesado incluyendo todas las imágenes.
Historia de los silabarios en español.
¿Con cuál aprendiste a leer?
En nuestro idioma los silabarios más antiguos que se conocen provienen de los esfuerzos de la Iglesia Católica por enseñar a leer en sus escuelas, fueron llamados Cartillas y sus ejemplos intentaban vincular la adquisición del lenguaje escrito y la enseñanza cristiana, proponiéndose, de ese modo, un doble objetivo.
En un principio, como era común por aquella época, se pensaba que todo debía basarse en la memoria (sin importar demasiado la comprensión, que llegaría por sí sola con la madurez), de modo que estos silabarios o cartillas abusaron del recurso memorístico.
Los silabarios modernos, por su parte, surgieron como reacción a ese método de enseñanza de la lectura basado exclusivamente en la memorización del alfabeto, que se complementaba con una explicación expositiva de la fonética seguida de largas sesiones de lectura en voz alta.
Como ya fue señalado, los primeros silabarios fueron las cartillas que contenían mensajes religiosos, pero en forma temprana los creadores de silabarios se percataron que una de las claves era la comprensión de la sílaba. Probablemente la práctica y la ejercitación permanente, aunque no buscara ese método, demostró que los niños, al aprender a leer, siempre silabean y al percatarse de ese hecho surgió nítida la necesidad de basar en la sílaba la adquisición del lenguaje escrito. De allí al nombre genérico de estos textos como “silabarios”, hubo menos de un paso.
En la España colonial el privilegio de publicar cartillas o silabarios pertenecía preferentemente a instituciones religiosas católicas, y fueron los obispados o las congregaciones religiosas las que se dieron a la tarea de crear, publicar y difundir las cartillas.
Lamentablemente, la corona española al establecer estos llamados privilegios, que eran excluyentes, fomentó a la vez la edición de cartillas alternativas no autorizadas, que no siempre eran rigurosas ni eficaces, pero resultaban mucho más baratas que las oficiales que constituían un verdadero monopolio instalado.
Fue en México donde nació el primer silabario propiamente hispanoamericano, llamado Nueva cartilla de primeras letras, donde sucesivos editores lo imprimieron entre los siglos XVI y XVIII (Hospital de Naturales, Imprenta de Paula Benavides en 1641, Hospital de Indios en 1771 y en 1783 su impresión la hizo Pedro de la Rosa, de Puebla).
En esta etapa, donde subsistía el origen religioso de los silabarios, el método usado por los docentes consistía en la interrogación individual del estudiante sobre los signos y sílabas de la cartilla. El alumno debía, por ejemplo, iniciar su contestación con la fórmula “Jesús y Cruz y la que sigue es…(respuesta)”. Complementariamente en la portada la cartilla se imprimía una imagen de Jesucristo representado como niño o de algún santo o advocación de la Virgen. Uno de los más famosos -y aún en uso en México y Centroamérica- es el Silabario de San Miguel
Era común también que estas cartillas incluyeran algunos ejercicios silábicos que a la vez eran formulas de adoctrinamiento religioso; como la oración de protección “Por-la-se-ñal-de-la-san-ta-cruz…”, usada en la Cartilla de Valladolid a manera de enlace entre la presentación de las sílabas y los contenidos religiosos.
Los ejercicios de escritura podían iniciarse semanas o meses después de comenzado el aprendizaje de la lectura, pues se consideraba que era poco pertinente que fueran simultáneos.
A raíz de las reformas borbónicas, vinculadas a las corrientes racionalistas e ilustradas, un nuevo espíritu comienza a mandar en la publicación de silabarios: Era la búsqueda de una educación racional, admiradora de los valores de la antigüedad clásica. En los nuevos silabarios hay preocupación por presentar listados lo más completos posibles, enciclopédicos podría decirse, de todas las sílabas en uso.
Fue en este contexto, que en 1785 Juan Antonio González de Valdés publicó su Silabario trilingüe para aprender á leer y escribir todos los sonidos simples elementales de la lengua española, griega, y latina, Ya en el título queda meridianamente clara la inspiración ilustrada de la obra.
En 1810, el año de las independencias, se publicó en Buenos Aires la Cartilla o silabario para uso de las escuelas, impreso por el patriota chileno Manuel José Gandarillas. Este pequeño impreso, que inauguraba un nuevo estilo de silabario en América Latina, no era más que un listado, prácticamente alfabético, de casi todas las sílabas posibles en idioma castellano, intercaladas con el abecedario, los sígnos numéricos, diptongos y triptongos. La gran innovación fue disposición del impreso, que no contenía mensajes doctrinales y estaba ordenado en 13 unidades numeradas, siendo de clara inspiración racionalista(1). En 1845, en la ciudad de Buenos Aires y todavía uniendo la enseñanza de las letras, religión y moral, el pedagogo José Antonio Wilde da a conocer su Silabario Argentino, destacando en su portada que se trata de un método útil y agradable. Lo más pintoresco, sin embargo, son las exclamaciones “¡Viva la Conferederación Argentina! ¡Mueran los salvages unitarios!”. No deja de ser interesante la moral que se intentaba transmitir en la época.
Durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, con el avenimiento y masificación de la educación pública en Europa y América, se comenzó a expresar la necesidad de un sistema basado en la práctica de la lectura de palabras, pues se sostenía que las letras y sílabas sueltas nada decían al raciocinio del estudiante, y por lo mismo no ofrecían facilidades a la memoria o el aprendizaje.
Hay investigadores que señalan que la aparición del silabario moderno, y la progresiva desaparición de las “cartillas”, tuvieron que ver con el proceso de secularización de la enseñanza y, consecuente con ello, el silabario, al igual que otros textos escolares surgidos en la misma época, fue utilizado para entregar a los alumnos valores propugnados por la naciente educación fiscal, laica y racionalista, como el orgullo patriótico y el civismo.
En el fondo, se siguió la misma tradición anterior de las cartillas católicas, pero ahora con signos laicos, aunque igualmente como vehículo de mensajes ideológicos.En 1876, el notable escritor y profesor español Saturnino Calleja, publicó su propio silabario cuyo método era ir de los más sencillo a lo más complejo. La Editorial de Saturnino Calleja ha publicado, en su larga existencia muchos otros silabarios de distintos autores, destacando los de Aroca y Fernández.
A finales del siglo XIX, con el mejoramiento de los sistemas de impresión, se comenzó a hacer cada vez más énfasis en las ilustraciones como apoyo visual al aprendizaje de sílabas y palabras. Este es el caso de uno de los más efectivos silabarios creados en la época, aún vigente y ampliamente usado, más que un silabario, es todo un método de aprendizaje de la lectura y escritura: Me refiero al Silabario ilustrado, conocido como El ojo, del educador chileno Claudio Matte Pérez, publicado en Leipzig en 1884, que durante un tiempo fue texto oficial en Chile y se distribuyó y usó en diversos países latinoamericanos. Este texto aprovechó tempranamente las asociaciones visuales que se podían establecer entre imagen, grafía y el significado de las palabras:
Jorge Délano, un destacado dibujante y escritor chileno, explica así la primera lección de este silabario, que empieza con la imagen y la enseñanza de la palabra ojo:
“(ojo…) Esta es la primera palabra que nos enseña a leer el “Silabario Matte”. ¡Qué acertado estuvo don Claudio al elegirla! Breve, ya que diferente, está formada por sólo dos letras. Ojo es la palabra que fotografía su propia significación: las “oo” son dos ojos separados por la “jota”, que hace de nariz. Es, pues, la onomatopeya llevada a la caligrafía”.
“(ojo…) Esta es la primera palabra que nos enseña a leer el “Silabario Matte”. ¡Qué acertado estuvo don Claudio al elegirla! Breve, ya que diferente, está formada por sólo dos letras. Ojo es la palabra que fotografía su propia significación: las “oo” son dos ojos separados por la “jota”, que hace de nariz. Es, pues, la onomatopeya llevada a la caligrafía”.
Un curioso y bien ilustrado silabario español apareció en París en 1890, con escasas 16 páginas y bellísimas ilustraciones, este raro ejemplar, llamado Silabario Primario Ilustrado Las diversiones de la feria, no manifiesta la autoría de su creador, pero por su belleza y dedicación merece ser mencionado en este breve recuento
En 1953 aparece en Santiago otro importante silabario que aún se encuentra vigente en muchas escuelas chilenas y que ha sido inolvidable para quienes aprendieron a leer en él. Una página de Facebook convoca a todos los nostálgicos y agradecidos estudiantes de antaño que aprendieron las primeras letras en el ya mítico Silabario Lea, obra funda,mental del destacado Premio Nacional de Educación Luis Gómez Catalán y de sus asistentes Berta Riquelme y Domingo Valenzuela.
Posteriormente, una edición especial, dirigida por la docente Berta Riquelme, llamada Silabario Lea en Colores, mantiene vigente hasta el día de hoy este texto que sigue reimprimiéndose, exportándose y usándose en la enseñanza de la lectura.
En 1989 debuta en España uno de los silabarios más recordados hasta el día de hoy. Una familia de gatos, a través de sus interesantes aventuras, va enseñando a leer y, de paso, entrega un curioso código manual de letras que va reforzando el aprendizaje. Me refiero a la
Cartilla Micho, que no ha perdido vigencia en las escuelas españolas y que constituye motivo de nostalgia entre quienes aprendieron con sus lecciones
En efecto, fue en el año 2004 cuando aparece por primera vez la edición del Silabario Luz, basado en el Método Luz , de la docente Alicia González Opazo, sistema que es reconocido por destacados especialistas mundiales que avalan su éxito para superar los problemas de dislexia y, además, señalan que es el único que permite aprender a leer en un mes.Como puede apreciarse, la historia de los silabarios en nuestra lengua es apasionante, variada, hermosa, representa el esfuerzo de generaciones de docentes por transmitir el lenguaje escrito a los niños, gracias a sus esfuerzos, nosotros hemos aprendido a leer y es algo que no debemos olvidar.
Listado (incompleto) de Silabarios conocidos en español
Siglos XVI al XIX: Cartilla y doctrina christiana impresa con privilegio Real en la Santa Iglesia de Valladolid.
Siglos XVI al XVIII: Nueva cartilla de primeras letras, texto similar al anterior, editado con privilegio de exclusividad para el virreinato de Nueva España.
Silabario de San Miguel, de Nicolás García de San Vicente, México.
1785: Silabario trilingüe para aprender á leer y escribir todos los sonidos simples elementales de la lengua española, griega, y latina, y casi todas la sílabas de la primera, reducido y acomodado a toda clase de discípulos y maestros, de Juan Antonio González de Valdés.
1797: Cartilla o Silabario para uso de las Reales Escuelas del sitio de San Ildefonso, de la comitiva de S. M. y de S. Isidro de esta Corte.
1810: Cartilla o silabario para uso de las escuelas, de Manuel José Gandarillas. Buenos Aires.
1825: Silabario de la Academia. España
1845: Silabario Argentino, de José Antonio Wilde. Buenos Aires.
1848: Método de lectura gradual , de Domingo Faustino Sarmiento. Santiago de Chile.
1876: Silabario ó Cartilla para los niños, editado en Madrid por el extraordinario escritor, impresor y pedagogo Saturnino Calleja.
1884: Silabario Lector, de José Abelardo Núñez. Santiago de Chile.
1884: Nuevo método (fonético-analítico-sintético) para la enseñanza simultánea de la lectura i escritura compuesto para las escuelas de la República de Chile, de Claudio Matte Pérez, editado originalmente en Leipzig. Se le conoce como “Silabario Matte” o “El ojo“.
1890: Silabario Primario ilustrado Las diversiones de la feria, Dejardin editor, París.
1914: Nuevo silabario ilustrado Norma, de Vicente Pinedo, editado en España con énfasis en la presencia de pequeñas ilustraciones.
1930: Silabario Rasgos, por J. Demuro. Madrid, España.
1930: Cartilla Alegría de leer, de Evangelista Quintana. Cali, Colombia.
1931: Silabario, Napoleón Quesada, San José de Costa Rica.
1937: Cartilla escolar antifascista, editada por el Ministerìo de Instrucción Pública de la República de España.1940: Silabario cartilla rápida de lectura, por J.P., Dalmau Carles Pla, Madrid. España.
1940: Silabario español por orden de facilidad, por Hijos de Santiago Rodríguez, Burgos, España.
1945: Silabario hispanoamericano , de Adrián Dufflocq Galdames, con ilustraciones de Coré.
1953: Silabario Lea, de Luis Gómez Catalán y Berta Riquelme. Santiago de Chile
1960: Cartilla Palau, método fotosilábico. Antonio Palau. España.
1965: Silabario El Camarada, por José Dalmau Carles, Dalmau Carles Pla, Madrid. España.
1974: Nacho Dominicano, de Jorge Osorio Quijano, Santo Domingo.
1982: Nuevo Silabario Susaeta, Madrid.
1987: Silabario Venezolano, de José Salgado
1989: Cartilla Micho, Martínez, Sahuquillo y García. España.
2004: Silabario Luz, de Alicia González Opazo. Santiago de Chile.
Notas:
Una historia muy especial es la del silabario que presento a continuación, su método de trabajo tiene más de 80 años de aplicación en Chile y fue creado por una docente excepcional que, además, vivió más de 100 años y hasta el último días trabajó por la educación. Sin embargo, solo con la llegada del siglo XXI y la colaboración de sus hijos, también profesores, vio coronado el reconocimiento a su muy eficiente método de trabajo con la publicación en papel y software de su sistema de enseñanza.
Listado (incompleto) de Silabarios conocidos en español
Siglos XVI al XIX: Cartilla y doctrina christiana impresa con privilegio Real en la Santa Iglesia de Valladolid.
Siglos XVI al XVIII: Nueva cartilla de primeras letras, texto similar al anterior, editado con privilegio de exclusividad para el virreinato de Nueva España.
Silabario de San Miguel, de Nicolás García de San Vicente, México.
1785: Silabario trilingüe para aprender á leer y escribir todos los sonidos simples elementales de la lengua española, griega, y latina, y casi todas la sílabas de la primera, reducido y acomodado a toda clase de discípulos y maestros, de Juan Antonio González de Valdés.
1797: Cartilla o Silabario para uso de las Reales Escuelas del sitio de San Ildefonso, de la comitiva de S. M. y de S. Isidro de esta Corte.
1810: Cartilla o silabario para uso de las escuelas, de Manuel José Gandarillas. Buenos Aires.
1825: Silabario de la Academia. España
1845: Silabario Argentino, de José Antonio Wilde. Buenos Aires.
1848: Método de lectura gradual , de Domingo Faustino Sarmiento. Santiago de Chile.
1876: Silabario ó Cartilla para los niños, editado en Madrid por el extraordinario escritor, impresor y pedagogo Saturnino Calleja.
1884: Silabario Lector, de José Abelardo Núñez. Santiago de Chile.
1884: Nuevo método (fonético-analítico-sintético) para la enseñanza simultánea de la lectura i escritura compuesto para las escuelas de la República de Chile, de Claudio Matte Pérez, editado originalmente en Leipzig. Se le conoce como “Silabario Matte” o “El ojo“.
1890: Silabario Primario ilustrado Las diversiones de la feria, Dejardin editor, París.
1904: Silabario El Niño boliviano. Potosí.
1914: Silabario Castellano, de Porfirio Brenes Castro, San José de Costa Rica.1914: Nuevo silabario ilustrado Norma, de Vicente Pinedo, editado en España con énfasis en la presencia de pequeñas ilustraciones.
1930: Silabario Rasgos, por J. Demuro. Madrid, España.
1930: Cartilla Alegría de leer, de Evangelista Quintana. Cali, Colombia.
1931: Silabario, Napoleón Quesada, San José de Costa Rica.
1940: Silabario español por orden de facilidad, por Hijos de Santiago Rodríguez, Burgos, España.
1945: Silabario hispanoamericano , de Adrián Dufflocq Galdames, con ilustraciones de Coré.
1953: Silabario Lea, de Luis Gómez Catalán y Berta Riquelme. Santiago de Chile
1960: Cartilla Palau, método fotosilábico. Antonio Palau. España.
1965: Silabario El Camarada, por José Dalmau Carles, Dalmau Carles Pla, Madrid. España.
1974: Nacho Dominicano, de Jorge Osorio Quijano, Santo Domingo.
1982: Nuevo Silabario Susaeta, Madrid.
1989: Cartilla Micho, Martínez, Sahuquillo y García. España.
2004: Silabario Luz, de Alicia González Opazo. Santiago de Chile.
Sin lugar a dudas, esta breve historia está muy incompleta, espero que mis lectores me vayan informando de otros textos que no he llegado a conocer aún, pero incompleta y todo, nos muestra cuán variados han sido los esfuerzos para enseñar a leer a nuestros niños hablantes de español, Chile tiene el privilegio de contar entre sus hijos a seis ilustres creadores de silabarios (cuatro plenamente vigentes y ampliamente reconocidos por su éxito académico): Manuel José Gandarillas, Claudio Matte Pérez, Luis Gómez Catalán, Adrián Dufflocq Galdames y Alicia González Opazo. Personalmente, no puedo olvidarme de que aprendí a leer, a la edad de tres años, en el notable Silabario Hispanoamericano que aún uso para enseñar a leer cuando me corresponde hacerlo. Mis padres, por su parte, recuerdan con afecto y se emocionan (al ver un ejemplar nuevo igual al que ellos usaron) con el Silabario El Ojo.
Y Uds., ¿con cuál aprendieron a leer?Notas:
(1) Podrá parecer una vinculación antojadiza, pero me permito señalar que este silabario está fuertemente influido por el pensamiento racionalista masónico del autor, lo que se refleja en los 13 pasos o capítulos. No son pocos los símbolos con el número 13 que la Masonería de la época dejó marcados en diversos objetos aún en uso, como la bandera y escudo de los Estados Unidos, por ejemplo).
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